Golondrina

 

Soñé ser la golondrina
de pluma y pico lucidos
que sabe elegir los nidos
en que ella descansa y trina.
Pero jamás se adivina
si allí permanecerá;
uno, dos, tres días quizá
y ha de levantar el vuelo,
temerosa de un anzuelo
llega, te besa y se va.

¿Quieres a la golondrina?
Yo te comparto un secreto:
debes de quedarte quieto
cerca de donde camina.
Si huele la adrenalina
del deseo de posesión,
o si siente tu intención
de controlarle su vida,
al volar despavorida
ya se te cerró el telón.

 

Ana Zarina Palafox Méndez
Julio de 2007

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