Décimas de Raúl Eduardo González

La voz que sabe cantar
es el agua que da el riego
en el corazón, que luego
que oye música sonar,
modula su ritmo impar
con el canto en consonancia.
Así, en mi primera infancia
soñé una voz cristalina
y siempre busqué la fina
música de tu fragancia.

Si por mi mala fortuna
o porque soy descuidado
me toca cruzar a nado
corriente infernal alguna,
si me voy, será ninguna
la herencia en oro que goces,
pues no me dieron los Dioses
por mayor hacienda mía
nadamás que la poesía
y te la entregué en mis voces.

¿Casualidad o destino?
¿Por qué aparece la esencia
de la vida a nuestra ciencia
como pasos de un camino
que, las más con desatino
veces pensamos andar?
Sólo queda preguntar
para nuestra incierta causa
si tiene la vida causa
o si es fruto del azar.

Sé que mi voz es de un coro,
que cuanto en esto pregunto
es de todo el hombre asunto:
se dice que el tiempo es oro,
que la vida es un tesoro
que merece devoción.
Y pregunto la razón
que motiva el desatino
-¿casualidad o destino?-
de pregunta y reflexión.

Raúl Eduardo González
1994

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